24 de febrero de 2018 à 09:31
La delgada línea entre la derrota y la victoria
Son tantas veces, las que por desgracia comprobamos lo frágil que es la línea que separa una derrota de una victoria, que ya creemos que es hasta natural.
Cuando un equipo pierde, escuchamos desde la grada insultar, acusar al árbitro de la derrota de su equipo. Vemos como padres exaltados, buscan explicaciones hasta en el pasillo de vestuarios. Pero, Dios mío, si unas semanas después, cambia el vencedor del partido... Ya no hay quejas arbitrales, ya no se busca explicación sobre posicionamientos de delegados. Ya si hay saludo desde el centro del campo, foto oficial para el recuerdo de los campeones de la Champions, bueno perdón, de los tres simples puntos en disputa.
Que delgada es esa línea, que nos encanta pisotear cuando somos los vencedores. Olvidándonos que ante todo es un deporte, y un deporte de fútbol base. Donde los valores que inculquemos a nuestros/as futbolistas son los que en buena medida, marcaran su etapa futbolística, y por qué no, su vida.
Cuando un equipo gana, son fáciles las fotos, los saludos desde el centro del campo, las risitas al cruzarnos con los padres... Pero la verdadera grandeza de un equipo, de un grupo humano, se muestra en la derrota y sobretodo en el respeto al rival que ha perdido...
Que pocos partidos, terminan con una imagen como la que ilustra este articulo de opinión. Que poquitas son las imágenes de compañerismo, entre niños/as... Quizás nos tenemos que plantear muchas de las costumbres, que vamos dejando grabadas en la memoria de nuestros hijos/as.
Os dejo el enlace de un vídeo de un equipo, que aún no sabe lo que es ganar. Pero que hace su grito, antes y después de cada partido, saluda a la grada, siempre...
A lo mejor son ellas las equivocadas...
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