2 de mayo de 2018 à 15:12
El entrenador llorón
Conocemos muchas clases de entrenadores, pero personalmente, este es uno de los que más fastidia encontrarse enfrente.
Dícese de aquel entrenador que se queja de todo y toda la mala suerte del mundo se vuelca contra él. Este tipo de entrenador tiene unas pautas de comportamiento muy definidas que varían según a qué altura de la temporada se encuentre.
En pretemporada, sobre todo si coge un equipo nuevo, empieza con una dosis de "¡Qué equipo más malo tengo! Estos jugadores están muy verdes. La mayoría no valen para nada"... Esto le proporciona un cierto aire chulesco y egocentrismo que se encarna en miradas militares y, en muchos casos, de indignación profesional hacia los jugadores anonadados ante semejante figura que, en ciertos momentos, parece convertirse en la reencarnación de satán por su léxico amplio en palabras malsonantes.
Muy convencido de su método (se presenta ante los demás como Jefe Supremo del Universo Futbolístico), empieza a ganar partidos. Sus éxitos, en algunos casos, llegan en forma de torneos o títulos de Liga, momentos que aprovecha para sacar pecho sobre su propia importancia y, por supuesto, su indiscutible método.
Normalmente este tipo de entrenadores suele encontrarse en su trayectoria en equipos que en su año anterior han quedado campeones en sus respectivas Ligas y por lo tanto acostumbran a contar con buenos jugadores que hacen que sea un equipo competitivo. La aportación del Entrenador Llorón, en algunos casos, suele ser darle continuidad a estos grupos. En otros, por desgracia es lo más habitual, empobrece la proyección de algunos jugadores.
Otra de las actuaciones de este tipo de entrenadores, la más destacada en el día a día, más concretamente en la competición consiste en las quejas continuas sobre las malas actuaciones arbitrales que por supuesto siempre van en contra de él. Famosas son sus frases: "El árbitro se ha cargado el partido", "Vaya tela los arbitrajes que nos hacen fuera de casa", o el famoso "Vaya telita con el árbitro, es de traca", que normalmente se reflejan en el 99,9 por ciento de los partidos que pierde.
Por supuesto, no podemos finalizar con este tipo de entrenador sin olvidarnos de decir que cada vez que encaja una derrota todos los astros se alinean contra él, provocando el misterioso caso de: "¡Qué mala suerte tenemos! "
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